sábado, 31 de diciembre de 2011

Urdangarín, sus urdangarinadas, y otras corrupciones varias

 Hace semanas que día sí, día también, me desayuno con los reportajes digitales de lo último del caso Palma Arena, es decir, las barbaridades que presuntamente hizo Urdangarín mientras estuvo al frente del Instituto Noos, y después también. Pero no, no estoy harta de escuchar sobre ese señor. De lo que estoy harta estos días es de que toda la corrupción a imagen y semajanza de lo que hizo este individuo (no se merece la calificación de señor) quede impune en este país.
 Parece que todo el mundo se escandaliza de que una persona se haya apropiado presuntamente (agreguemos la santa palabra para curarnos en salud) de fondos que no le correspondían usando su posición privilegiada como escudo. Pero lo que a mí me parece realmente escandaloso es que su acción quede prácticamente sin castigo. Que me nombren algún político o famoso, que tras estafar, apropiarse indebidamente de fondos públicos, practicar a diestro y siniestro eso que se conoce como tráfico de influencias, o demás canalladas, haya terminado devolviendo lo que se embolsó, con sus bienes personales embargados, y una temporadita viviendo en el hostal de Alcalá-Meco. Quitando al famoso Roldán, no recuerdo a nadie más. Y matizo que este individuo, si bien sí que pasó por alguna institución penitenciaria, no devolvió ni medio céntimo de lo que se llevó.
  Así que me tienen harta con tanta noticia sobre la corrupción de turno provocando la indignación del personal, para que al final, como sabemos todos, los tipos se salgan de rositas. ¡Qué país de pandereta!.

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