sábado, 31 de diciembre de 2011

Urdangarín, sus urdangarinadas, y otras corrupciones varias

 Hace semanas que día sí, día también, me desayuno con los reportajes digitales de lo último del caso Palma Arena, es decir, las barbaridades que presuntamente hizo Urdangarín mientras estuvo al frente del Instituto Noos, y después también. Pero no, no estoy harta de escuchar sobre ese señor. De lo que estoy harta estos días es de que toda la corrupción a imagen y semajanza de lo que hizo este individuo (no se merece la calificación de señor) quede impune en este país.
 Parece que todo el mundo se escandaliza de que una persona se haya apropiado presuntamente (agreguemos la santa palabra para curarnos en salud) de fondos que no le correspondían usando su posición privilegiada como escudo. Pero lo que a mí me parece realmente escandaloso es que su acción quede prácticamente sin castigo. Que me nombren algún político o famoso, que tras estafar, apropiarse indebidamente de fondos públicos, practicar a diestro y siniestro eso que se conoce como tráfico de influencias, o demás canalladas, haya terminado devolviendo lo que se embolsó, con sus bienes personales embargados, y una temporadita viviendo en el hostal de Alcalá-Meco. Quitando al famoso Roldán, no recuerdo a nadie más. Y matizo que este individuo, si bien sí que pasó por alguna institución penitenciaria, no devolvió ni medio céntimo de lo que se llevó.
  Así que me tienen harta con tanta noticia sobre la corrupción de turno provocando la indignación del personal, para que al final, como sabemos todos, los tipos se salgan de rositas. ¡Qué país de pandereta!.

viernes, 23 de diciembre de 2011

El tacto del papel

  "A mí lo que me gusta es el tacto del papel." Esta frase en sus diferentes versiones es lo que me tiene harta estos días. Y es que no paro de escucharla en cuanto le cuento a alguien lo contenta que estoy con mi nuevo y maravilloso Kindle.
  Desde pequeñita he sentido una pasión desmedida por la lectura. Mi madre siempre cuenta que cuando yo tenía unos dos añitos, me sentaba formalita en un sillón de la casa, cogía uno de los cuentos que me leían (generalmente el de La Ratita Presumida), y sin saber la diferencia entre una vocal y una consonante, era capaz de decir palabra por palabra lo que venía en cada página, fingiendo que leía.
  En cuanto terminé mi primera cartilla y comencé a leer yo solita, esa estampa de la niña en el sillón con un libro en las manos pasó de ser una anécdota graciosa a ser de lo más habitual. Nunca aprendí demasiado bien a jugar a la goma como mis amigas. Mi Barbie nunca fue tan glamurosa como la de mi hermana. Yo prefería pasar mis horas sumergida en historias fantásticas. Acompañé a Atreyu y Bastián en su aventura para salvar Fantasía, era una más en la pandilla de Los Cinco, los recovecos de Santa Clara y Torres de Malory no tienen secretos para mí, lloré con la historia del Tío Tom y su cabaña, y tantas otras que no terminaría el post en años si las nombrara todas. En la actualidad, para mí no hay mayor placer que el pasar un fin de semana en el sofá, tapada hasta las orejas con una manta y disfrutando de alguno de mis aromáticos tés mientras me pierdo en otros mundos y lugares.
  El caso es que, una vez que termino una historia, el mazacote de papel en el que viene impresa pasa a engrosar la innumerable cantidad de otros mazacotes que se almacenan por las estanterías no sólo de mi casa, si no también de la casa de mis padres. Porque muy pocas han sido las ocasiones en las que he leído por segunda vez un libro, muchas menos las que lo he leído una tercera o cuarta vez. Así que mi pasión tiene indeseables consecuencias: el acumular libros sin mayor objetivo que el de amontonar polvo en las estanterías y crearme dolores de cabeza en todas mis mudanzas.
  Pero, señoras y señores, esto se ha acabado. Mi nueva maravilla tecnológica me permite almacenar hasta un total de, nada más y nada menos, 3.000 libros. No pesa casi nada, lo llevo perfectamente a cualquier parte, y tiene cantidad de chachi-cosas imposibles de hacer con un libro en papel, como cambiarle el tamaño de la letra, o buscar en el diccionario que trae incorporado el significado de esa palabra que no tienes ni idea de lo que significa con un simple toque de mi dedo, especialmente útil para mí ahora que me ha dado por leer exclusivamente en inglés. Otra ventaja añadida es lo que me estoy ahorrando en libros. Y no precisamente porque me dé por piratear, no señor, sino porque la cantidad de títulos disponibles de forma gratuita es mareante (por si no me crees, puedes comprobarlo tú mismo aquíaquí o aquí). No hablemos, por otro lado, de lo ecológicos que nos ponemos al ahorrarnos tanto papel, ni de las nuevas oportunidades que se abren para nuevos escritores, que dejarán de depender de la tiranía de las editoriales para publicar sus trabajos.
  Así que que no me venga nadie con pamplinas y me suelte eso de que no hay nada como el tacto del papel y el olor a tinta de los libros nuevos. Jamás he pagado un céntimo o centavo por semejantes cualidades, sino por la historia que va dentro.Y si alguna vez echo de menos ese tacto que tanto parece gustar a los demás, ya meteré un par de folios en el bolso, o forraré de papel mi Kindle. Por favor, que nadie me vuelva a repetir semejante argumento a favor de los libros tradicionales, porque seguro que grito. ¡Qué harta que me tienen!





domingo, 18 de diciembre de 2011

Los dichosos recortes

  Una de las cosas que más me harta últimamente es leer contínuamente gente que ya está protestando de antemano por los recortes que el Sr. Mariano Rajoy, presidente electo por mayoría absoluta el 20 de noviembre, se verá obligado a hacer durante sus primeros meses en la Moncloa. ¡Pero qué hartita que estoy!
  Me parece comprensible (aunque no comparto su opinión) que la gente esté en desacuerdo con los recortes sociales, sobre todo aquellas personas cuya situación económica es de lo más precario. Pero si quieres criticar los recortes, primero espera a que te digan claramente en qué áreas se va a recortar el gasto, y segundo, completa la información con los recortes que ya ha implantado el otro gran partido de este país, el PSOE. Porque cuando el PSOE recortó las pensiones, el sueldo a los funcionarios, la ayuda a la dependencia, el cheque bebé, los 420€ a los parados sin subsidio, la desgravación por vivienda, y algunos más que me dejo en el tintero, esos mismos que critican hoy los recortes desconocidos se quedaron callados como putas y no dijeron ni mu. ¡Pero qué fácil que es ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga que hay en el nuestro!.
  Aún voy mas allá. Supongamos, señores criticones, que no se hace ningún recorte. ¿Cómo demonios va a sobrevivir el país si gastamos por encima de lo que ingresamos?. Y si los ingresos caen por la caída de actividad del sector empresarial, más la caída de ingresos de las economías domésticas gracias al galopante y descontrolado desempleo, ¿de dónde van a sacar los cuartos para seguir pagando la maquinaria estatal, ayudas, etc, etc?. Dejamos que se siga cobrando la ayuda al cheque bebé y no pagamos a los funcionarios, por ejemplo. O aumentamos el número de funcionarios para que el paro descienda y los pagamos con las pensiones de los abuelos que viven como reyes. Porque aquí mucho criticar las soluciones de otros, pero poco proponemos soluciones que eviten recortes.
  A mí me enseñaron que las matemáticas son ciencias exactas. Y mis padres me enseñaron que hay que gastar tanto como se tiene. Así que si ganamos 100 y gastamos 150, tenemos dos opciones. O ingresar más para cubrir el gasto extra, o ajustar el gasto a lo que ganamos. Señores criticones de los recortes, supongamos que el gobierno no hace recorte ninguno. ¿Estarían ustedes dispuestos a pagar de más para que otro decida en qué se gasta o a quién se le da su dinero?. Porque esos mismos que critican los futuros recortes, son a los que se les llena la boca hablando con sus amigos de cómo defraudar a Hacienda y pagar menos impuestos.
  Vamos, que cada vez que leo un comentario en facebook, en foros varios, o en Twitter en contra de los recortes que tienen que venir y QUE SON NECESARIOS, entérense los señores criticones, me enciendo. Y me tienen harta, muy harta. Si ya lo dice mi madre: "Hija, ¡qué atrevida es la ingorancia!"

viernes, 16 de diciembre de 2011

El porqué de este Blog

  Durante años he sentido la tentación de crear un blog, pero por distintas razones, siempre lo he descartado. La más importante de ellas es que creo que mantener un blog requiere mucho tiempo y esfuerzo por parte de su creador, y, hasta ahora, no estaba dispuesta a dedicar ninguna de estas cosas a un proyecto que no sé siquiera si dejaré a medias.
  Pero en estas últimas semanas me he tenido que morder la lengua en incontables ocasiones sobre temas de actualidad, para no herir sensibilidades de nadie, ni crear polémicas en redes sociales, sitios que creo que están hechos para cosas diferentes de acaloradas discusiones sobre temas candentes. Y, como dice mi madre, me voy a terminar por envenenar si me sigo mordiendo así la lengua.
  Así que he creado este blog, más como una terapia que otra cosa. Si lo lee alguien, fenomenal. Si no lo lee nadie, fenomenal también. Si te gusta lo que lees, me parece fantástico. Si no te gusta lo que lees, me parece fantástico también. El caso, señores, es que estoy más que harta de muchas cosas, y pienso liberar parte de mi frustración gracias a este blog.